Combinar arquitectura clásica con una decoración moderna

La decoración de nuestra casa no tiene porqué estar condicionada por la antiguedad o por el estilo del inmueble. De eso es buena prueba la casa en Marsella de la decoradora Karine Striga. Un edificio del siglo XIX en el que conviven los techos altos de escayola y los grandes radiadores de hierro fundido con muebles de factura contemporánea, arte pop y una distribución de espacios de lo más actual.

Los plafones del techo, el suelo de madera y las enormes puertas blancas se han mantenido, y son una de las mejores bazas de esta vivienda, pero junto a eso se han creado rincones muy modernos.

Por ejemplo en la cocina. En lugar de esas grandes cocinas francesas que estamos acostumbrados a ver en las películas de Claude Chabrol, por ejemplo, aquí, bajo una viga rematada por una clásica escayola, se ha colocado una barra americana ilumunada por tres lámparas colgantes. A su izquierda un sofá clásico renovado, y por decoración los rótulos de una antigua pastelería.

Frente a la cocina americana nos encontramos con el comedor, con el que comparte espacio. Del techo cuelga una lámpara de pantalla que poco tiene que ver con el plafón o con la mesa rústica que ilumina. Contrastan también las sillas de despacho y de sala de espera y los archivadores a modo de aparadores. Sin embargo, el conjunto tiene una sorprendente armonía.

En el dormitorio también se han respetado los suelos de cemento pulido y las tuberías de la calefacción a la vista. Pero lo cierto es que los muebles encajarían en un loft neoyorkino.

Y por último el baño. Una de las mejores muestras de convivencia entre tradición y modernidad. Los azulejos hasta media altura, el perchero y el taburete de madera son muy clásicos, sin embargo los sanitarios le dan a la estancia el toque contemporáneo, suavizado por la madera de la encimera del lavabo.

Visto en: Art&Decoration.

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