Zócalos o rodapiés decorativos
Una vez tenemos montado nuestro suelo, una solución muy práctica y a la vez decorativa es terminarlo con rodapiés a juego.
En el caso de que hayamos elegido un piso de madera (tarima flotante o parqué), lo habitual es terminarlos con rodapiés también de madera. Podemos jugar con el ancho y la altura del rodapié así como cambiar las tonalidades para que hagan de contraste con el suelo, lo que hará que resalte mucho más.
En ocasiones suelen ir a juego con las molduras del techo o los zócalos de pared (esas molduras que sirven para dividir las paredes horizontalmente y pintarla de tonos distintos). En la actualidad, decorarlos con vinilos o pinturas especiales es cada vez más habitual y puede darnos resultados muy decorativos.
Si hemos optado por un suelo de mármol, cerámica o piedra tendremos muchas más posibilidades de elección en cuanto a material y estilos de rodapiés.
Decíamos que no sólo son elementos decorativos sino sumamente útiles. De entrada, su principal función es la de evitar que los muebles estén totalmente pegados a la pared, evitando humedades y facilitando su limpieza.
Pero también podemos usarlo para esconder cables, ya sean de la luz o del teléfono o incluso para hacer pasar tras ellos la instalación de tuberías. De esta manera, en caso de una avería no tendremos que romper las paredes: bastará con separar los zócalos de la pared o del suelo y detectar dónde está el problema.
Normalmente se pueden poner rodapiés en todas las habitaciones de la casa (en los baños es menos habitual, pues pueden conservar humedad si no son de materiales como el plástico o el mármol), incluso en pasillos o escaleras. Si vas a hacer un reforma ¿Te has decidido ya a mirar con nuevos ojos hacia tu suelo?
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